Transformación Digital, ¿planificamos o salimos a la aventura?

Ayer sábado, decidí madrugar y marcharme hasta el Puerto de Cotos, en Madrid para ascender a la cima de Peñalara. Son algo más de 2.400 metros y un desnivel de unos 600 metros, que se llevan bastante bien si has hecho algo de montaña y te mantienes más o menos en forma.

Como buen aficionado a la montaña, madrugué y bastante. El desplazamiento desde mi lugar de residencia al parking de Cotos me lleva alrededor de 1 hora 45 minutos y teniendo en cuenta que en el actual estado de alarma, no se puede salir antes de las 6 de la mañana, terminé empezando la ruta a la 8:00 AM. Al salir con el coche, vi que la temperatura exterior era de unos 9 grados, al llegar al parking, la temperatura había bajado a cero grados, «ni frío ni calor» 😉

Menciono ésto para enfatizar sobre lo importante que es, dedicar un ratito los días previos a la subida para controlar la previsión del tiempo. De esta manera podrás conocer las temperaturas, velocidad del viento, sensación térmica en la cima, etc, con el fin de preparar convenientemente el contenido de tu mochila. En mi caso, llevaba guantes, el «plumas» para la cima, gorro, gorra, gafas para proteger los ojos del viento, palos de trekking, protector solar, agua, unos anacardos y un par de plátanos. Es decir, había incluido todo aquello que podría necesitar para completar con éxito mi objetivo, que era llegar a la cima de la montaña.

Me había quedado en que a las 8:00 de la mañana comencé la subida, pues justo en el parking y a esa hora, ya puede ver a más de una persona en pantalón corto y con sudadera. Entendí que habían subido a desayunar al restaurante Venta Marcelino 😉

Para los que no hayan podido subir a Peñalara desde Cotos, se trata de un trayecto cómodo de nivel moderado, con una primeras rampas asequibles, pero que pronto aumentan en porcentaje de desnivel. La verdad es que sólo cuando llegué por la zona de la Hermana Mayor puede ver que delante de mi, casi en la cima había un grupo de tres montañeros. No me había cruzado con nadie, sólo oía el canto de los pájaros y el viento, que por aquel entonces soplaba bastante fuerte. Perfecto, justo lo que buscaba, intimidad.

Al llegar a la cima, me crucé con un par de montañeros que iniciaban el descenso y volví a ver al grupo de tres que continuaban hacia la laguna del perro. En mi caso, después de la pertinentes fotos, busqué cobijo del fuerte viento y disfruté del momento. Me encanta la sensación que experimentas cuando estás ahí y más, si estás sólo. Toda la cima para ti, sin nadie alrededor. Estuve pensando en mis cosas, reseteando y un rato después, cuando ya estaba preparando para bajar, llegaron un par de montañeros. Con un «hola, buenos días» me dispuse a bajar. En ese momento miré el reloj y eran las 9:35 AM, haciendo cálculos, estaría cogiendo el coche para la vuelta sobre las 11:00, soy de los que tarda casi más en bajar que es subir 😉

Durante la bajada, en diferentes puntos pude observar como el parking de Cotos, se completaba, y no había recorrido ni un kilómetro, cuando comencé a cruzarme con grupos de personas en dirección a la cima. Aquí es donde enlazo con el título de la entrada, «Transformación Digital, ¿planificamos o salimos a la aventura?». Entre todas esas personas con las que me crucé por el camino, había un poco de todo, estaban los que llevaban su mochila completa, otros a los que les faltaba algún complemento como guantes o gafas para la protegerse del viento e incluso los que iban con zapatillas deportivas, vaqueros y sudaderas. También pude ver, y nunca dejará de sorprenderme, los que iban con pantalón corto y camiseta de manga corta pero lo más «raro» ayer, fue un par de góticos, que por supuesto iban con sus pesadas botas de cordones interminables, pantalones y abrigos de cuero negro.

Con este símil trato de poner el foco en que existen múltiples interpretaciones acerca de cómo afrontar un «reto». Los hay que planifican al máximo, para tratar de hacer frente a las situaciones que puedan encontrarse, y otros que asumen por contra que, sólo hay que dejarse llevar. La primera forma de enfrentar, sirve para hacer más «sencillo» y «agradable» el proceso en caso de dificultades, con lo que desde mi punto de vista, conociendo que la transformación digital, nunca es «simple», merece la pena invertir en planificación. El camino será mucho más enriquecedor.

NOTA: Me encantó ver que sigue habiendo mucha gente enamorada de la naturaleza. Además ésto me sirve para recordar que, a mi también me tocó comprar ropa de abrigo en la tienda del Puerto de Navacerrada la primera vez que subí a hacer una ruta de trekking en verano 😉

Foto de portada gracias a James Wheeler en Pexels

Publicado por alb3rtoalonso

Soy un enamorado del poder de los datos. Entusiasta de la mejora y formación continua.

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