La pregunta que da título a esta entrada la tomo prestada de un antiguo anuncio de una conocida marca de pastillas para cocinar, ya que me vino a la mente justo después de comenzar a leer el libro «El Juego Infinito» de Simon Sinek.
Ayer tarde estuve por el centro de Madrid y aproveché para pasarme por la FNAC. Recientemente había terminado de leer el libro «Eso Nunca Funcionará» de Marc Randolph, y aunque tengo empezado algún otro, me apetecía echar un vistazo. En realidad iba buscando el primer libro de Simon, «Empieza con el porque», pero en la FNAC de Callao, no estaba disponible. Así qué, tras echar varios vistazos rápidos por las estanterías cogí el tercero de sus libros y decidí incluirlo en la cesta de la compra 😉
Como eran sólo las 17:00 y tenía libre hasta las 18:30, decidí sentarme y comenzar su lectura. Tras la dedicatoria a su abuela, hay una primera página que me encantó. En ella coloca al lector frente a un cruce de caminos, uno se dirige hacia la «victoria» y el segundo, hacia la «realización». Me resultó impactante. ¡Casi no me he acomodado en mi butaca y el autor suelta esa bomba! No podía dejar de leer y de ahí, la necesidad de hacer mi propia interpretación acerca de si, nos limitamos a actuar en el «corto plazo» o si tenemos visión y la utilizamos en el «largo plazo».
Es cierto que, en ocasiones me he sentido feliz tras haber superado alguna situación difícil, de ésas en las que al final te sientes exhausto, pero te sorprendes a ti mismo con una sonrisa dibujada en la cara. De esas que denota tu orgullo por sentirte vencedor. Sin embargo, cuando más feliz y orgulloso me siento, es cuando me reto a mi mismo y consigo avanzar un pasito más. Ya qué, por pequeño que sea, me ha permitido alcanzar una mejor versión de mi mismo. En este enfoque de realización, juegan un papel fundamental aspectos como: no creerse con la verdad absoluta, ni pensarse superior al resto. Este tipo de pensamientos son propios de una aproximación belicista, mientras que pensamientos del tipo colaborativo y participativo, ¡sí que están alineados con nuestro enfoque!
En mi caso, me encanta aprender y divulgar lo aprendido. Para ello, hago uso de mi blog. y también colaboro con distintas organizaciones y amigos. Es con los amigos donde quiero profundizar contando una historia real. Hace unos meses, a raíz de alguna entrada previa, comencé el contacto con otros blogueros del mundo de la tecnología. Personas que, al igual que me sucede a mi, sienten esa necesidad de colaborar con la Comunidad, aportando su granito de arena, ya sea compartiendo su propio punto de vista o contando una experiencia real. Siempre con el único fin de permitir a otros mejorar y llenar su mochila. Eso mismo es lo que hago, aprender de otros que antes que yo contaron cómo enfrentaron un problema y lo solucionaron. En definitiva, me siento feliz por crear COMUNIDAD.
Volviendo al libro, el autor diferencia entre organizaciones y personas infinitas o finitas. Alguno de los ejemplos que utiliza son suficientemente ilustrativos. Pero con lo que me quedo de todo lo leído hasta ahora es que las organizaciones las hacen las personas y que para tener un enfoque infinito, hay que trascender y crear un entorno de trabajo retador, que resulte atractivo y que incluya referentes. La gente quiere ir a trabajar a estas empresas y está en las manos de cada uno hacerlo realidad.
Foto de portada gracias a Rene Asmussen en Pexels