Según Satya Nadella, en 2020 el nivel de aceleración respecto de la transformación digital en las organizaciones vino a suponer que, en sólo dos meses, se avanzara lo mismo que en dos años. Con esta reflexión, algo positivo que ha traído el COVID-19. Sin embargo, más allá de esta primera lectura que podría resultar esperanzadora, la situación en España con respecto de transformación digital, aún sigue en niveles alejados a lo que vendría a ser recomendable. Cierto es que se están lanzando muchas iniciativas, planes y subvenciones, como son los futuros fondos Next Generation. Sin embargo, opino que aún queda mucho por hacer.

En la actualidad entre los libros que estoy leyendo, se encuentra uno titulado «La Gran Oportunidad«, de Morisi Cabezas y José de la Peña. Que por cierto, lo descubrí no por una recomendación sino tras interesarme en conocer, cómo AstraZeneca estaba enfrentando el proceso de transformación digital en España.
Regresando al libro, ayer pude leer un par de frases que me hicieron dejar volar la mente e ir poco más allá. El primero fue tras el relato donde la autora ponía un ejemplo personal acerca de lo importante que resulta la personalización del servicio al cliente. En su caso, mencionaba como su abuelo, dueño de un ultramarinos en Bilbao, se esmeraba en la atención al cliente tanto individual, como a los grandes restaurantes a los que proveía. En mi caso, mis padres fueron los propietarios de una pequeña cadena de droguerías, que como la de Jesús (también mencionado en el libro) se caracterizaba igualmente, por la atención al cliente, tanto que aún recuerdo como mi padre comentaba jocosamente algo como que El Corte Inglés de había copiado la frase de que: «si no queda satisfecho, le devolvemos el dinero», y era cierto, si había cualquier problema con un producto, se recogía sin preguntar nada y se entregaba otro igual o se reintegraba el dinero. La experiencia del cliente era lo importante. Tuve la suerte de vivirlo en primera persona y aprender desde bien pequeño lo importante del servicio a los otros. El segundo comentario fue acerca de lo que internet representa, colaboración. Término que se encuentra en clara contra posición al de posesión, ¡pensamiento muy del siglo pasado! En este segundo punto, quiero resaltar lo importante que es tanto para las organizaciones, como para los individuos enfocar su día a día desde ese punto de vista. Por ejemplo, sigue sucediendo que hay personas que aún continúan reteniendo el conocimiento para ellas mismas en exclusiva, no lo entiendo. ¿Piensan que así son «imprescindibles»? Más bien al contrario, si gran parte del conocimiento ahora mismo está a un «click».
En los procesos de selección en los que participo, con los candidatos siempre dejo el aspecto técnico en un segundo plano, me centro sobre todo en entender su actitud, sentir su pasión y tratar de comprender su principal motivación. Por supuesto, es importante asegurar que los propósitos están alineados y que la visión se comparte, pero entre decidir por varios candidatos, soy de los que piensan que la actitud multiplica. Así que si en algún momento, os hago una entrevista de trabajo, aquí os doy un pista 😉
Pero bueno, volviendo al tema principal. La transformación digital no es una moda, ni algo pasajero, sino una necesidad que todas, y repito, todas las organizaciones y personas deben afrontar. Aquellas que ya hayan comenzado y que tengan dibujado su plan de adopción y lo vayan cumpliendo, o como algunas pocas, lleven ya más de diez años en ella, por ejemplo el BBVA, ¡perfecto!. Sin embargo, para aquellas otras que aún no estén iniciando o que se encuentren en etapas tempranas del proceso, por favor aceleren, y si necesitan ayuda, ¡pídanla!.

Como menciono en el título, la transformación digital no va de sumar dispositivos tecnológicos. Es decir, no somos campeones en transformación digital por que cada empleado disponga de un superordenador personal, una Tablet y un Smartphone corporativo, ¡No!. Esto va de conjugar un montón de diferentes aspectos, que juntos te permiten completar el puzle. Es por ello, que primero debes construir cultura digital.
Y bien, ahora que sabemos que lo primero que debemos afrontar es el cambio de cultura. ¿Por dónde empezamos?
Foto de portada gracias a Andrea Piacquadio en Pexels