El mes pasado terminé «Eso nunca funcionará« de Marc Randolph, libro que compaginaba con el de Yvon Chouinard, «Que mi gente vaya a hacer surf» y que dejé aparcado porque una tarde de sábado por Madrid, pasé por la Fnac y compré «El juego infinito« de Simon Sinek.
El pasado fin de semana lo terminé, y además de recomendarlo, me sorprendió que el autor, pusiera a la empresa de material de aventura llamada Patagonia, como ejemplo de empresa infinita. No porque no lo merezca, si no porque resulta que justamente es la empresa que fundó Yvon Chouinard. ¿Coincidencia? ¿El universo me quiere decir algo? 😉
Como comprenderéis, desde que cerré las tapas del libro de Simon, no he tenido otro libro en mente. He retomado la lectura justo por donde la dejé y estoy dispuesto a poner toda mi atención para comprender cómo Yvon consiguió crear una empresa con cultura y valores que a los ojos de Simon, la hacen poseedora de una Causa Justa y por lo tanto, participa en el juego infinito.

La imagen de arriba, corresponde a una campaña de la empresa Patagonia, donde pone el foco en el consumo responsable. Además de mencionar algunos de los puntos diferenciadores de la compañía y que, por supuesto los clientes, deben considerar al pensar en comprar no sólo esta prenda, si no cualquier otra sea o no de su marca.
Este tipo de acciones, que forman parte del ADN de la organización, son las que hacen que su discurso sea coherente con los valores y cultura que defienden. Lo importante de ésto, es que nos sirva de aprendizaje y que añadamos ese punto de vista analítico hacia el resto de organizaciones, para desenmascarar aquellas que tienen dos caras. Es decir, que venden sus buenas acciones, mientras que por detrás ceden a intereses no tan «generosos» para incumplir sus propios valores, sin la menor pizca de remordimiento.
Al final, todo este discurso se puede llevar a casi cualquier ámbito de la vida, ya sea personal o profesional. Por eso, sólo si nos mostramos alineados a nuestros valores, podremos resultar creíbles, y esa es la base fundamental sobre la que construir. Sin unos buenos cimientos, que el resto de las personas puedan reconocer y seguir, no habrá forma de generar confianza, y sin ella, como escribí hace unos días, los equipos no son equipos.